Hoy vengo a hablar de un lugar de cine, en el que no hay ningún gorila gigante pero su escenario no te dejará indiferente: son las murallas de King Kong. Se trata de unas enormes formaciones calcáreas que pueden verse desde lugares como El Relojero o La Cresta del Gallo, desde donde aparecen como unas grandes paredes de forma irregular a las que los árboles parecen trepar, pero no consiguen llegar.
¿Dónde se encuentran?
Este pintoresco lugar se encuentra en el corazón del Parque Natural El Valle-Carrascoy. Como muchos murcianos, he pasado media vida llamando a esta sierra «el monte», pero quiero hacer un alegato por la dignidad de estas montañas que son algo más que un monte sin nombre, y si no, mira algunos datos:
Este Parque Regional cuenta con 17.410 hectáreas, con cotas máximas en los picos de Carrascoy (1.065 metros) y El Relojero (609 metros). Destaca su gran biodiversidad: forma parte de la Red Natura 2000 ya que está considerado como Lugar de Interés Comunitario y comparte parte de territorio ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) por la presencia de búho real (Bubo bubo), el águila perdicera (Hierastus fasciatus) o el águila real (Aquila chrysaetos). Desde el punto de vista botánico, en él se citan alrededor de 600 especies de plantas diferentes, algunas de gran singularidad y belleza como la orejilla de roca (Lafuentea rotundifolia) o la orquídea gigante (Barlia robertiana). Fuente: carm
Mucho más que un simple monte, ¿no crees?
¿Cómo llego?
Una opción para verlas es subir a La Cresta del Gallo en coche, o bien dando un paseo por la pista forestal que llega hasta las antenas de El Relojero. Ambos son lugares de fácil acceso a los que llegar sin dificultad.
Si no te contentas con verlas desde la lejanía, hay diferentes senderos que llevan hasta su cima, todos ellos señalizados y con dificultades que van desde fácil a moderada.
Una opción de ruta sencilla y para todos los públicos la puedes encontrar detallada aquí:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3776660
A nosotros, nos gusta tomar un «atajo» y colarnos por una hendidura de las paredes, un paso bastante vertical que siempre nos hace sudar la gota gorda y que nos lleva directamente a la cima.
Desde lo alto, el paisaje parece como preparado para ser un escenario cinematográfico, y por su aspecto se le conoce comúnmente como «paisaje lunar». Si el día es claro y no hay bruma, hasta se pueden llegar a ver los dos mares e inclusos sus islas. Además, puede observarse de cerca cómo están formadas las paredes, como la erosión ha ido dándoles singulares curvas y haciendo miles de recovecos en ellas.
Este es sin duda un recorrido que merece la pena hacer y que no te dejará indiferente. Espero que disfrutes de este maravilloso lugar con cuidado y respeto, y no dudes en contarme tu experiencia cuando lo visites o si ya lo has visitado.
¡Nos vemos en la próxima entrada!