Nuestro primer viaje juntos. Cambiamos el desierto por las verdes montañas gallegas. Tras unas cuantas horas de viaje llegamos a la Ribeira Sacra, un paraje impresionante en el que pudimos disfrutar de las vistas de los Cañones do Sil, trepar por los viñedos verticales, amanecer en Santo Estevo entre las nieblas del valle, recorrer carreteras que serpenteaban entre bosques, perdernos por senderos entre mil árboles, brindar con amigos de esos que llevas en el corazón…por estas y mil razones fue mágico nuestro primer viaje juntos.
Este año hemos podido disfrutar de un nuevo viaje lleno de magia. Se trata de Nepal, el país que alberga los grandes gigantes del mundo en su cordillera del Himalaya. Además de visitar las dos principales ciudades, que os mostraré en las próximas entradas, hicimos un recorrido por el Valle del Annapurna, en el que pudimos divisar algunos de los 8 miles Hilamaya, así como adentrarnos en las aldeas y senderos de este recóndito lugar.
Os dejo con las imágenes de este impresionante trekking y unos fragmentos que extraigo de mi diario de viaje.
Domingo, 14 de abril. Llegamos al poblado de Bandipur, tras un largo trayecto en bus desde la capital. Los nepalíes se encuentran en plena celebración del año nuevo, ¡el 2076! Es por ello que nos encontramos esta aldea, la mayor de las que atravesaremos, con una gran afluencia de lugareños que preparan sus fiestas. La estrecha carretera de montaña está completamente colapsada por lo que emprendemos la marcha caminando entre cientos de vehículos y personas. Bandipur es una bellísima aldea de pequeñas casas y hoteles, bastante turística, punto de partida de muchos que como nosotros, se disponen a divisar algunos de los 8 miles de esta zona del Himalaya. Nos alojamos en un hotel de vigas de madera y techos muy bajos, con mucho encanto, desde cuya ventana observamos el trasiego de la calle principal, que transcurre entre chaparrones, cánticos y ofrendas.
Lunes 15 de Abril. Caminamos unas 6 horas que transcurren bajo el monzón, una incesante lluvia que parece no tener fin, que en un momento nos hace resguardarnos en casa de una familia, la cual nos ofrece té caliente a módico precio. El camino se va plagando de sanguijuelas y acabamos todo el grupo llenos de estos asquerosos bichos, lo que se convertirá sin duda en uno de los días más recordados de este viaje, con grandes momentos de risas nerviosas y la sensación de estar en mitad de una gran aventura. Pasamos en nuestro recorrido por el conocido Campo Australiano, un pequeño lugar donde comer, hacer noche en tienda de campaña o abastecerse de alimentos. Ya de noche, y atravesando caminos convertidos en ríos, conseguimos llegar a Landruk, una pequeñísima y modesta aldea. Completamente empapados y con la aventura de las sanguijuelas, nos dejamos dormir en unos camastros que supieron a paraíso.
Martes 16 de Abril. Amanezco bajo la imponente figura del Annapurna Sur, que va recibiendo sus primeros rayos de sol en la cima, haciendo brillar sus nieves perpetuas, saliendo de las sombras con toda la majestuosidad que una montaña de 8 mil metros puede tener. Esta ansiada escena se hace por fin realidad, se graba en nuestras retinas y teléfonos móviles llenos de selfies y fotos para el recuerdo, en medio de una gran algarabia. Emprendemos la marcha hacia una aldea situada en la vertiente opuesta del valle, Ghandruk. Las dimensiones de este valle son simplemente impresionantes, vamos descendiendo hasta sus profundidades para remontar una senda de escalones de piedra de unos mil metros de desnivel. Nos acompañan en el camino los porteadores, algunos originarios del pueblo sherpa, que hacen un esfuerzo descomunal por acarrear con nuestros miles de enseres. Por esta senda vertical nos vamos encontrando con pequeñas casas y sus habitantes. Y nosotros, observadores de sus escenas cotidianas, de sus quehaceres, allí en aquel valle inmenso de tan remoto país. Las mujeres de este valle realizan cualquier tipo de oficio, incluso el de porteador, no importando su edad avanzada ni la dureza del trabajo. Con asombrosa naturalidad y una sonrisa en el rostro se afanan en sus tareas.
A la tarde ya, en nuestro alojamiento, comienza una tormenta. Las nubes se arremolinan en torno a los Annapurnas y se vuelven de una oscuridad tenebrosa. Los truenos caen sobre nosotros como auténticas explosiones, jamás escuché un cielo rugir de esa manera. De repente un boom enorme y humo, acaba de caer un rayo. Nos quedamos sin luz. Escribo emocionada a la luz del frontal, el espectáculo de la naturaleza es indescriptible.
Miércoles 17 de Abril. Último día de trekking, se nota que llevamos menos fuerza, algunos van con problemas de estómago, pero afortunadamente la ruta transcurre en descenso. Las montañas amanecen muy cubiertas pero a lo largo de la mañana se van disolviendo y comienzan a asomar las cumbres del Annapurna Sur, Annapurna I y Cola de Pez, el más pintoresco de todos por su cumbre escarpada y retorcida. Nos explican que el gobierno ha prohibido su ascenso por el número de muertes que se producían. Nuevamente, nos encontramos inmersos en la vida del valle, en el trasiego de sus habitantes, los animales campando a sus anchas, los niños que corren a nuestro lado por si reciben caramelos o chocolate de alguno de nosotros. Por fin llegamos al pueblo de Najapul, situado a la orilla del río en lo profundo del Valle, con mucha más vida que las diminutas aldeas que venimos transitando, en el que corremos a pedir unas cervezas Namaste, con las que brindar, no sin pena, por el fin de nuestro trekking que aquí acaba.
El Calar de la Sima es un conjunto agreste de montañas rocosas, ubicado entre dos parques naturales: el Parque Natural de los Calares de Castilla la Mancha y el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas en Andalucía. El paisaje de estos impresionantes calares, poblado por desiertos rocosos de altura y árboles retorcidos por el viento, es todo un atractivo para los amantes de la montaña. Con alturas que rozan los 2000m encontramos algunas de sus cotas máximas, una de ellas es el Cerro Mentiras (1896m).
Una y otra vez volvemos a esta montaña cambiante, que hemos contemplado maravillados con la nieve por la cintura, sobre la que hemos caminado sobre sus rocas puntiagudas y en la que hemos sentido el viento afilado que moldea los árboles a su paso.
Cada una de las rutas ha dejado sus huellas. Las imágenes que hoy te muestro son de una de ellas.
Si quieres saber opciones de ascensos, y datos técnicos, echa un ojo aquí.
La luz de estos días tiene algo de mágico al rebotar sobre los árboles, volviéndolos resplandecientes de puro otoño. Vivos, cálidos, dorados. Dibujándose con el sol.
Desde el municipio de Moratalla hasta el Campo de San Juan, se extiende la Sierra de los Álamos, con frondosos bosques y cumbres por encima de los mil metros, como Los Frailes (1404 m), el Puntal de la Pegueruela (1487 m) y el Alto del Frontón (1492 m). Hoy realizamos la ascensión a Los Frailes, una ruta sin complicaciones con preciosas vistas y un recorrido entre bosques que deja imágenes como estas. Espero que te gusten.
Llamado también el Valle Morisco por ser el último reducto de los árabes en España, el Valle de Ricote es un vergel casi desconocido. Bañado por las aguas del Río Segura, se convierte en un humedal rodeado de huerta y palmerales, todo un espectáculo paisajístico.
De su historia musulmana quedan aún numerosos vestigios, de algunos de ellos ya te hablé en la entrada de la Senda de los Moriscos.
La excursión de hoy transcurre por el paraje de la Navela hasta el pico Solvente, en una ruta circular bastante sencilla y de una belleza especial.
Contemplamos el Azud de Ojós, humedal que forma parte de los espacios naturales ZEPA desde el cual puede realizarse avistamiento de aves. Al fondo, la localidad de Blanca.
Castillo de Ricote y su impresionante panorámica. La localidad de Ricote queda bajo su umbría, desde donde parte la senda de los Moriscos.
El verdor del valle contrasta con lo agreste de sus montañas, paisaje de badlands con paredes escarpadas en las que apenas crece la vegetación.
La localidad de Ojós aparece en nuestro recorrido hacia el Solvente.
Nuestro particular «púlpito» no apto para vertiginosos. Todo un espectáculo contemplar la inmensidad del valle desde la cresta del Solvente.
Puedes ver la ruta que realizamos aquí. Si no tienes experiencia montañera, puedes realizar la ruta que nos proponen desde el Consorcio turístico del Valle de Ricote, apta para todos los públicos, cuyo itinerario puedes descargar en este enlace.
Desde la localidad de Bolnuevo en Mazarrón, parte una pista que nos lleva hasta Percheles a lo largo de 8 kilómetros (ida), cuyo paisaje transcurre entre pequeños acantilados y calas nudistas. Aquí tienes descrito el recorrido, que parte desde Puntabela, donde finaliza la zona urbanizada de Bolnuevo.
Cala del Rincón y de Piedra Mala
El nombre de Piedra Mala ya nos indica lo que vamos a encontrar: muchas rocas y poca arena, lo que dificulta encontrar un rinconcito para estar fuera del agua.
En estas calas resguardadas por la roca, se crean espacios de aguas tranquilas a modo de piscinas naturales en las que nadar tranquilamente. El agua poco profunda y cristalina hacen de este lugar un auténtico paraíso del snorkel.
En las fotografías que hoy te muestro, el día, sin apenas viento y soleado, dejaba un mar transparente dibujado por pequeñas corrientes.
Por la pista de tierra podían acceder vehículos hasta este verano, cuya restricción se ha aplicado para preservar este entorno natural. Por tanto, podemos recorrerla caminando o en BTT, lo que nos brinda mayor oportunidad de disfrutar el paisaje. En esta época de verano, hay que llevar cuidado en las horas centrales del día, llevar bastante protección solar y agua en abundancia. Lo ideal es hacerlo a primerísima hora de la mañana para no sufrir por el calor.
Esta ruta forma parte del GR-92, el Sendero del Mediterráneo, que recorre la costa de nuestra región y del cual te hablé en este post
Playa Cueva de Lobos
Tras recorrer las primeras zonas de calas de nuestro camino, llegamos a Cueva de Lobos, la primera playa nudista que se declaró en España como tal, hace más de 30 años. Playa pedregosa y de agua cristalina en la que parte un estupendo baño o practicar snorkel. Enfrente, la isla de Cueva Lobos, donde sorprendentemente podían verse focas monje hace allá por los años 60.
Playa Amarilla
Esta pequeña cala pedregosa se ha convertido, al igual que las colindantes, en un reducto en el que practicar el nudismo tranquilamente, lejos de aglomeraciones. Se encuentra separada de Cueva de Lobos por un desprendimiento de rocas, aunque con cuidado podemos sortearlo. Al igual que la anterior, presenta formaciones rocosas producto de la erosión, con un color amarillo muy llamativo.
Cala Leño y Cala Desnuda
Continuamos nuestro paseo por el precioso GR-92 de la Sierra de las Moreras, para llegar hasta Cala Leño y Cala Desnuda, de las que ya te hablé en esta entrada.
Recorrimos acantilados y playas casi desiertas. Nos encontramos con un viejo pescador, en sus labores tan apaciblemente. También encontramos a unos hippies con su furgo, instalados lejos de las miradas.
Playa del Ballenato
Grandes cantos y arena negra forman esta playa solitaria. La vegetación llega hasta la misma playa y sus grandes piedras dificultan el camino. No hay otro sonido que el de las olas haciendo rodar los cantos, produciendo un estruendo casi hipnótico. Encontramos este pequeño paraíso todavía virgen, sin atisbo de civilización.
Este es un lugar mucho menos transitado y agreste, al que se puede llegar desde el parking de Percheles y bordeando los acantilados.
Te dejo aquí la entrada del blog Los Pies en la Tierra por si te interesa saber más sobre esta zona.
Hoy damos un paseo por Cabo Tiñoso, un recorrido lleno de emblemas militares, cañones y fortalezas que miran hacia el Mediterráneo. Sus tres fortalezas (Atalayón, Castillitos y El Jorel) nos hacen detenernos a explorar cada uno de sus rincones.
Si te apetece descubrir este lugar tan singular de la costa de Cartagena, aquí tienes cómo llegar. Hasta la próxima entrada.
Remanso de paz, es lo que nos encontramos en este pequeñísimo pueblo de la provincia de Moratalla. Su ubicación a los pies del Macizo Revolcadores, hacen de él el pueblo de mayor altitud de la región (1350m).
Este es el punto de encuentro de numerosos senderistas, pero también de aquellos que acuden buscando pasar el día en la naturaleza, disfrutar de una buena comida casera o alojarse en sus diversas casas rurales.
Sus callejuelas y sus casitas de piedra hacen de él un lugar con un encanto especial para la fotografía. En este paseo, estuve acompañada de algunos gatos lugareños que hicieron de modelos con sumo gusto.
Después del verano volvemos a la montaña, por fin el calor sofocante nos da permiso para ir adentrándonos en el otoño y volver a disfrutar de la naturaleza de nuestra región.
En la entrada de hoy descubrimos un pico muy singular de la provincia. Es conocido como «el Cervino jumillano» por su semejanza con la famosa montaña alpina. Salvando una gran distancia en cuanto al parecido, el Buey se recorta en el campo de Jumilla como un pico retorcido y escarpado, de aspecto imponente cuando nos acercamos hasta el comienzo de la ruta. Con sus más de 1000 metros de altitud, el Buey se convierte en un increíble mirador del altiplano de la comarca. Una ruta que transcurre entre paredes verticales por las cuales parece imposible el paso. ¡Comienza la aventura!
La ruta se va acercando poco a poco a las enormes paredes. Uno comienza a preguntarse por dónde se encuentra el paso. Parece algo impensable.
En pleno paso aéreo. El momento más vertiginoso de la ruta, en el que unas cadenas en la pared nos ayudan en nuestra marcha.
Encuentra al senderista en la foto 😉
Ya en la cima, nos encontramos algunas nubes bajas, que hacen del paisaje un escenario todavía más impresionante.
Comenzamos la bajada dejando atrás la silueta del pico del Buey, que con su escarpada figura, parece mirar al abismo del paisaje jumillano.
Aquí te dejo una opción de ruta e indicaciones para llegar. Espero que te haya gustado la entrada de hoy. ¡Feliz vuelta a la montaña! 😀