El invierno se cernía sobre la Sierra del Segura, en una mañana en la que el frío nos calaba los huesos. Por las calles del albaceteño pueblo de Bogarra, hasta la niebla se iba colando por sus estrechas callejuelas de piedra.



Subíamos por la umbría, en nuestra ascensión al pico del El Padrastro. La montaña, repleta de agua que manaba por cada rincón, brillaba resplandeciente. Árboles y musgos relucían de vivo verdor.


Hasta un paseo de esculturas de piedra y roca nos sorprendió en nuestro recorrido por el cauce del Batán.

Este lugar es considerado como uno de los parajes naturales más bellos de Albacete. Sus senderos nos llevan hasta alturas de 1500 metros (Picos del Padrastro y Picayo). Recorren ríos y cascadas, como el salto del Batán. Nos permiten contemplar tanto esculturas de la naturaleza (los Dientes del Diablo o la Cueva de la Mora) como del hombre (ruta de las esculturas en el Sendero del Caz del Molino). Y como no, la emblemática Esfinge de Haches y su Torre.
Te animo a descubrir los rincones de esta preciosa Sierra.
Hasta la próxima entrada.