La Sagra es una montaña especial. Para los murcianos a los que nos gusta andar por el monte es nuestra pequeña joya del senderismo. Y es que su altura y su elevado desnivel hacen que la ascensión sea un reto vertiginoso.
Esta excursión tuvo un aliciente extra: quedarnos a dormir en su cima a 2.383m, tan solo con el saco de dormir y un gran manto de estrellas.
Con la mochila a cuestas y un peso considerable, comenzamos la ascensión al final de la tarde para acabar contemplando un precioso atardecer. Observamos desde lo alto cómo se esconde el sol allá en el horizonte, regalándonos hasta el último rayo sin que nada se interponga en su camino.
Disfrutamos de una estupenda cena casera y hasta brindamos con una copa de vino que supo como el mejor, con trazas de aventura y buena compañía. A la noche, sólo el sonido del viento que más tarde tornó en silencio, las estrellas inmensas y una tenue luna que las acompañaba.
Mi cámara no pudo captar las estrellas, pero sí estos bonitos momentos del atardecer y el amanecer.
Hasta la próxima entrada.
Es verdad, tiene algo especial, para mí lo especial que tiene es querer volver a repetir esa experiencia, porque no puedes abarcar toda la belleza en un solo instante, y siempre quieres volver a sentirlo, Bonitas fotos, un saludo.
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